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Publicado el , 16 de Feb de 2013
Se habla de una vieja ciudad en la que los días son amarillos, que tiene sabor a jengibre purificado y en la que las aguas mueren. Vieja ciudad que se adorna el cuello con montañas tristes y esta marchita, que pasea almas lúgubres por sus calles enfermas y revuelca los sueños dulces contra sus piedras siniestras. Esa ciudad que ha perdido su nombre, con él su alma, ciudad de sangre putrefacta, de esperanzas destruidas. Se sabe de la ciudad que sonríe sus estirados dientes mientras tras la cortina esconde la miseria, ah ciudad del cinismo y la agonía, te sucedes día tras día sobre mi piel dolorida, te sucedes ciudad y la alegría. Te sucedes y mi muerte cada madrugada, muero yo y mueres tu todos los días.

Cándida en la Candelaria.
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Sobre el autor

Vanessa Franco



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Presentarme.

He nacido desprevenida, aquí, en la villa de la Candelaria, Ciudad de la eterna primavera, o como común y así mismo decepcionantemente se le nombra: Medellín, en el año 1991, en el mes doce y su día primero; mi madre me cuenta que nací con los ojos gr ...

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