El manto de oscuridad.

Cuando llega la tormenta de sombras llamada noche

Y el frio se hace un poderoso manto que todo lo cubre,

Casi imperceptible me hago parte del silencio

Y contemplo en el cielo oscuro las nubes lentamente

Avanzar llevándose mis esperanzas a donde nunca las podré alcanzar.

La brisa serena impregnada de inerte frio

Ligeramente flota y juguetea a mí alrededor

Como un fantasma de los recuerdos de aquellos

Que nunca regresaran, e inevitablemente lloro,

Sin romper mi solemne silencio lloro

Y mi llanto es el símbolo de lo que hay en mi alma

Y como las nubes lentamente mis lágrimas ruedan

Hacia su fin volando con el viento.

Es casi indescriptible la tranquilidad que este lugar emana,

Es tanta que siento miedo más aún porque mi tristeza

Está presente y la unión de tales magnitudes puede ser peligrosa.

Sin embargo mi rostro no refleja sentimiento alguno

Mis gestos son los suspiros ahora que nada queda en mi soledad

Más que este abismo de recuerdos y voces del pasado

Que murmuran sin cesar en el vacío de esta eterna noche

Donde me paso el tiempo contemplando el infinito sin estrellas

Y la ausencia de la luna que ya jamás regresará.

Donde espero la luz que ella me niega escondiéndome sus ojos,

Y acaricio el perfume de sus delicadas manos

Cuando las flores danzan en la oscuridad.

Al fin en esta inmensidad oscura y gótica estaré sin fé,

Perdido de ella y de la vida, escondido de las estrellas fugaces

Y de los sueños que algún día vivieron en mí,

Aquí estaré, al límite de mi dolor y de las penumbras

Que me hacen parte de su misterio.