
Déjame darte treinta y dos besos
Y por cada uno, decirte un te amo
Quiero empezar besándote el cuello
Allí donde el cuello termina y nace tu pelo
Y poco a poco bajar con mis labios
Degustar siete veces la piel de tu cuello
Mientras mis dedos impúdicos tocan tu pelo
Y tu voz melodiosa, acaricia mu oído
Quiero ser el otoño que marchite tu ropa
Al suelo, caer quiero verla, cual hoja
Y que quede desnuda toda tu espalda
Donde en un tiempo pretérito nacían tus alas
Quiero dar doce besos que enciendan la llama
Donde el cuello comienza, iniciare mi cruzada
Caricias y besos serán mi única arma
Contra esta, tu espalda, suave y sudada
Por el calor sofocante de nuestra pasión alocada
Cinco besos mas al final de tu espalda
En la frontera que separa al amor mas puro
De las mas secretas pasiones intensas
Solo cinco besos en el invisible camino
Hacia las dos tiernas y najas praderas
Que al hermoso final del trayecto
Se alzan en dos portentosas montañas
Quiero darte estos besos que me den el sosiego
A esta insana pasión que es de mi, soberana!
Y llegando al sacro lugar donde todos termina
Quiero hacerle a mi boca una cuna
En esa tierra bendita, esa tierra encantada
A la que a tantos hombres a robado miradas
Y que se duerman mis labios, se me duerma la boca
Entre tus hermosa montañas de piel nacarada
Que se duerman mis ganas y mi profundo deseo
De besarte alocado, por treintaidosava ocasión!
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