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Un 19 de Septiembre

Publicado el , 20 de Dic de 2018
Fue un 19 de septiembre en una tarde de invierno,  cuando sentía como el frió empezaba a entrar en mis poros, tan escalofriante,
debilitaba mis huesos, a un punto de no lograr moverme.

Era un inmenso frió, acompañado de una arrulladora voz que me decía descansa, desesperada traté de abrir mis ojos con la intención de ver que había a mí alrededor,
pero me fue imposible.

No importó cuánto lo intente, no pude hacerlo,

transcurrió algún tiempo, y escuché el llanto de una muchedumbre, que al parecer estaba bastante entristecida.

Después, escuché como ágil mente algunos de ellos decían cosas hermosas, y al mismo tiempo deseaban jamás volver a verme.  

No entendí que sucedía, porque en medio de lo confuso que me resultó todo esto, mi subconsciente presentía que los rayos del sol ya se ocultaban, que la gente alejaba y me dejaban cada vez más sola.

Suspiré como antes no lo había hecho, y en ese preciso instante sentí como mi alma propagaba mi frágil cuerpo y con una dulce sonrisa me decía adiós.

Fueron contados los segundos en que logre escuchar cuatro tiernas voces que decían nunca te olvidaremos y procedían a alzar un pellejo que en el féretro yacía.

Con cemento fresco el sepulturero procedió a sellar una bella bóveda, y a su cabecera, acomodó una lápida que recién tenía un nombre, dejando como evidencia que realmente estaba sola, que era un hecho, que en definitiva yo había muerto.




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Sobre el autor

D. Argáez

Déjese guiar por los sentimientos, léeme.



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Dama

Esa dama de ojos cafés controla mi demencia, tan loca que he estado a punto de soñarla, pero es por esa locura mía que no puedo dejar de pensarla, ella me cautiva con tan solo sonreír. Son cafés sus ojos pero aun así he podido ver el azul del cielo y en ...

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