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LA MUERTE DE JOSÉ ASUNCIÓN SILVA

Publicado el , 13 de Nov de 2013

Como un pequeño homenaje traigo a colación este poema, escrito por Julio Flórez en el entierro de Silva. Poema que casi le cuesta la excomunión por el carácter sacrílego de los suicidas para su entonces.
José Presunción como era conocido, optó por la vía del suicidio para poner fin a sus angustias, algunas dicen causadas por la muerte de su querida y adorada hermana Elvira; otros e cambio, sostienen que fue por las derrtotas en los negocios.
Cualquiera fuese el caso, fue considerado el más moderno de los poetas americanos para su entonces. Fue miembro honorario de La Gruta Simbólica, aquella reunión de pléyades locales que satirizaban el gobierno en composiciones literaria, musicales y teatrales.


LA MUERTE DE JOSÉ ASUNCIÓN SILVA

Lejos de las paredes envejecidas
que guardan el silencio del camposanto,
lejos de las plegarias, lejos del llanto
se ven las sepulturas de los suicidas.

De aquellos que con almas engrandecidas
en luchas misteriosas, sin fe ni espanto,
deshojaron, en horas de hondo quebranto,
como flores sin néctar sus propias vidas.

De aquellos que miraron entre aflicciones
caer desvanecidas, una por una,
como pétalos muertos, sus ilusiones,

y que al fin, al los golpes de infausta suerte,
patria, amores y hermanos y gloria y cuna
olvidaron por irse tras de la muerte.

Allí no crecen rosas ni siempre vivas,
allí no se ven lirios ni mariposas.
Hasta las mismas auras que, silenciosas
van en busca de esencias, huyen esquivas.

Allí no van los monjes, van las altivas
almas que sólo piden sueño a las fosas;
allí van los poetas de arpas ruidosas
y de frentes heladas y pensativas.

Allí no van los monjes vanos y oscuros,
allí no van los miopes del pensamiento
ni menos los miedosos ni los impuros:

Allí van los mordidos por los dolores,
los que muestran los puños al firmamento,
los Prometeos dignos de sus furores.

Allí estás tú dormido. Cuando caíste
en la calma suprema, lívido y yerto.
se cuajó entre tus labios fríos de muerto
una sonrisa amarga, burlona y triste.

Grande fue la protesta. ¡Que bien hiciste
en buscar en las sombras seguro puerto,
lejos de las arenas de este desierto
y el monótono ritmo de cuanto existe!

¿Cómo no dejar esta ruda existencia
cuando el hado nos hiere lleno de encono
y sentimos el hielo de la impotencia?

Bien hiciste en matarte: sirve de abono
y a la tierra fecunda. Si no hay clemencia
para ti, nada importa: ¡yo te perdono


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Sobre el autor

NANDO FRANCO

"Este soy... un pobre diablo... que a tragos pasa la vida... en verso y prosa perdida... en el juego del vocablo."



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PROFESIÓN Hijo mío que te adoro… Estudia alguna cosa te lo pido… Arquitecto o astronauta… Médico o escultor… Te lo pido por favor… Madre mía idolatrada… Tienes toda la razón… Arquitecto de pasiones… Astrona ...

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