1011
0

Versos sin sentido en un tarde de lluvia

Publicado el , 12 de Feb de 2014
Aquí están mis húmedos labios, algo resecos,
desorientados buscando morada,
buscando el camino a tus dulces suspiros,
a tu desgarrador…

Por qué estás tan lejos estando yo tan cerca,
en soliloquios despierta mi cuerpo,
en artilugios de naturaleza divina está mi alma.

Quiero morada en tu cuerpo y estadía en tus labios,
añoro un delirar loco de deseos y un destructor…
un destructor abrazo de miradas.

No encuentro tus brazos a mi paso,
no oigo tu voz a mi oído…
amo escuchar un te amo…

corred, salvadle es un niño,
morirá a cuchilladas funestas,
morirá empapado de río,
de suciedad y decoro,
de felicidad y capricho.

Todo se torna azulado,
en grises pastos me miro,
sale corriendo la noche,
desaparece el gran frío.

Toca pianista las notas de tontas palabras mías,
era un poema de amor ahora un papel malnacido,
no se callaron los otros,
mi mente creo un vacío
y entre silencio y tumulto
murió mi más grande escrito.

Decía: Aquí están lánguidos mis labios, marchitos,
Descaminados en la penuria,
Buscando valor en tus suspiros,
En tu desgarrador vientre sagrado…

Y la lluvia cambio lo escrito
Y devoró las palabras y malentendió el escrito
Y desató su ira funesta
Y me mojó a su capricho
Y mañana tendré gripa
Por sus celos malditos

Hoy tendrá que llorar que soy hombre
Y que amar es mi destino
Pero no a cualquier tonta
Sino a mí amante en sigilo
Mi enamorada preciosa,
Mi grande flor de suspiros.

05/10/2011
- Para realizar comentarios debes iniciar sesión con tu cuenta de InkSide -

Este poema aún no tiene comentarios

Sobre el autor

Juanjo

Un matemático nunca debe olvidar que se encuentra en un mundo, un mundo que sangra sentimientos y deseos, un mundo que no se puede expresar en ecuaciones...quizá las ecuaciones no describan completamente el mundo pero si pueden ampliar panoramas en la búsqueda de esa esencia inmaterial a la que aspiramos en algunas ocasiones. 



- Leer más del autor -
Solo rio

Y recostado en el río repleto de piedras, la observé. Una roca que no tenía nada en especial me hablaba, lo juro, me hablaba pero no alcanzaba a entenderle nada. Como un efluvio impercatable mis manos ya rondaban su cuerpo y mis dedos danzaban sobre ella. Me gritó, la o&i ...

Recomendados