El cuarto de hotel

Me vi en frente de la puerta de tu habitación de hotel
recordándome  que esta vez nadie podría hacerme daño

No conocía de tí mas que el beso que me inundó  los labios el instante atrás
y vagamente fotografiaba cada instante en que te re-conocí
por si nunca volvíamos a coincidir

Me temblaban las piernas y hasta el alma;
era apenas preciso que me atreviera a dudar
lo que escondia esa puerta era mas que lo evidente.

Otra vez estaba a la intemperie de la suerte,
de otra piel, de tus manos, de unos ojos y los labios,
-pensé en todo- tú solo en mi.

y ahí estaba yo, diciendo sí 
   al primer día del resto de mi vida.

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