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Consecuencias mundanas

Publicado el , 13 de Mar de 2015
Dime qué es el mundo antes de vivirlo,

Dime qué puedo hacer para no caer

En el laberinto ingenuo, de que me pasen

Cosas malas por culpa del no saber.


Y me respondió con prepotencia:

Ese mundo es un laberinto desde el momento

Que llegas,

Tú vas con una conciencia, una mente,

Y de regalo te voy a dar algo de subconsciente,

Un poco de locura, irreverencia y memoria,

De todos estos conceptos, del que más vas a aprender es el

Que se va creando por causa de la experiencia.


Llegué al lugar, perdido, desorientado

Y sin saber que camino coger,

A la derecha estaba, la maleza, estrecha, llena de bruma,

A la izquierda estaban, los jardines florecidos, parecidos

Al edén, con flores y con claveles, con camelias y oropel,

Y derecho estaba el limbo, ese era al camino que me habían sugerido

Si de experiencias mundanas debía aprender

Este limbo no era de almas, este limbo era de personas vivas.


Allí había motores que volaban, aviones les llamaban, había

Casas, de tamaños grandes, exageradas, pequeñas, exageradas

Y medianas no tan desmesuradas.

Había almas que se podían tocar y no traspasar,

Unas altas, otras bajas, unas con harapos viejos

Otras con ropas de gala, Unas se reían a carcajadas

Y otras más desdichadas lloraban, se lamentaban.

.
Mi llegada fue impredecible, sin aviso,

Ni anestesia, cuando menos pensé estaba sentado en un banco

De madera, al lado de un ser al que no le podía reconocer su tez.

Me ofreció de inmediato una jeringa y una aguja, un pedazo de látex

Y un líquido extenuante, me explicó cómo por mi corpórea mano debía

Inyectarme, lo hice, una, dos, tres veces, cuatro.

Hasta que caí profundo en un sueño que me regresó

A mi anterior morada.


Y él estaba ahí,

Esperándome paciente, movió ágilmente su mano

Y de nuevo en otro banco del limbo de gente viviente.


Esta vez había un ser, esbelta como una diosa

De piel canela y lujosa, y ojos como el cristal

Me llevo a un cuarto oscuro, me quito mí

Limpia ropa, me hizo tanto el amor

Que quedé saciado en pasión,

La bella ninfa partió y en el cuarto me dejo

Logre vivir cuatro días, sin sentir ningún dolor al cuarto me despertó,

Una inmensa sensación de frio y a la vez calor, resulta que aquella joven

Según el doctor que me vio, tenía un síndrome grave

Que mi cuerpo material no resistió,

Otra vez partí a la morada anterior.


Y de nuevo estaba ahí

Esperándome paciente, movió ágilmente su mano,

Otra vez en otro banco, con un anciano a mi lado,

Que me entregó una maleta, llena de papel moneda,

Yo orondo me la gasté sin saber a quién pertenecía,

Me cogió la policía, y como no me dejé, un disparó

Me pegaron y de este no me salvé;

A mi mundo otra vez.


Yo ya estaba cansado de ir y volver

Necesitaba saber las experiencias mundanas

Para poder a otro nivel ascender

Y de nuevo un, dos, tres

Al limbo de gente viva.


En un banco, con ropa limpia, y con más

Cuidado de quien a mi lado se hacía

Caminé, y caminé, sin rumbo alguno;

Esta vez, conocí, crecí, aprendí, bebí, disfruté,

Tuve sexo, me cuide, me drogué pero me supe contener

Y de sobredosis no morí, baile, estudié, canté, me enamoré

Me accidenté, no morí.

Y llegué a lo que en el limbo llaman vejez.


Morí de viejo, no por descuido, era porque mi tiempo,

El que debía vivir en el mundo terrenal para ascender al

Siguiente nivel, había transcurrido, y lo más

Importante había aprendido todo, lo bueno y lo malo

De las consecuencias mundanas del limbo de gente viva.
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Sobre el autor

Viviana Dávila García

Me presento: no por mi nombre, eso es muy común, me presento como una enamorada correspondida o no, enamorada, me presento como una soñadora empedernida y apasionada, me gustan las flores, los colores y los amores, me presento como una principiante; de la vida, del amor, del conocimiento, de todo me gusta aprender, soy curiosa como los gatos, o como un ser no terrestre que apenas acaba de aterrizar, de todo y de todos me gusta saber. me presento no por mi nombre eso es muy común, a mí me pueden llamar como quieran.



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