Emanar
Publicado el , 29 de Oct de 2015

Emanar
Y fue cuando quise parecer bueno
que comencé a ser falso,
juré en vano cada vez que necesité librarme,
prometí lo que no recordé al siguiente día,
liberé mi genialidad y parí realidades paralelas.
Desperdicié cada charla, no podía pronunciar palabras;
yo construía ciudades de mentiras,
traspasé corazones con la precisión de quién no mide consecuencias,
en alguna noche dejé de meditar en mis caminos
y adopté la muerte para mis lazos afectivos.
Si me soy honesto, no me creo nada,
reflexiono y a la vez me justifico, he mutado,
siento irreversible la vergüenza,
pero es que nunca me vi asumiendo mi parte,
es confuso cuando no sabes diferenciar lo real y lo que no.
La gente tiene una vida y adherida su historia,
yo tengo un teatro mal aplaudido y cuartadas recalentadas,
cuando no comprendo el por qué se me alejan las almas blancas;
Caigo en razón que he sido leído y dado por tóxico,
no siempre funciona esto de ser un personaje sobre-valorado.
Mantengo un manual que posee hasta religión,
un conglomerado de cúmulos de trova y antologías,
puedo dar receta a quién sea, he perfeccionado la comedia;
me permito ir por ahí asfixiando a valientes confesos,
mientras yo me desgasto sosteniendo un circo patético y decadente.
En uno de esos momentos en donde hay lucidez,
como aquel rey que se volvió bestia y un día abrió su entendimiento,
así recobré la conciencia y me busqué; y no miré rostro,
había llegado lejos y quemé el camino de regreso,
cuando de verdad fui honesto me descubrí entenebrecido, oscuro y negro.
No me sirvió de mucho la frialdad que entrenó mi mente,
no supe armar el destino otra vez;
Por un lado me faltaban piezas y al otro extremo me sobraban
y no encontré conexión entre ambas perspectivas,
fue entonces cuando entendí, que era necesario nacer de nuevo.
Roger Robles.
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