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Mi soledad y yo

Publicado el , 18 de Ene de 2016
Casi siempre empieza…
Sin que te des cuenta…
Pero comienza con un silencio…
A veces transcurren tantas horas…
Que parecen ser de más de 60 minutos…
Donde se acerca el infinito…
Susurrándote al oído…
Aquello que quisieras que sucediera…
Donde él hubiera…
Si existe…
Tal vez es la oscuridad…
Caminar a la luz de la luna y las estrellas…
Sentir el manto del universo…
Sobre los hombros…
Vagar por calles…
Donde alguna que otra farola…
Que se ha salvado de terminar fundida…
Evita que tropieces…
Por donde las raíces de aquellos viejos arboles…
Brotan sobre el cemento…
Reclamando lo que por derecho…
Les pertenece…
En la noche se cata mejor la soledad…
La primera vez que me raspe las rodillas…
Estaba solo…
Vi sangre en mis manos…
Cuando le toco al otro hijo de mis padres…
Ahí estaba yo…
Su hermano…
Apoyándolo a levantarse…
Antes de él…
Yo jugaba solo…
Éramos yo y mi imaginación de niño…
La soledad también crece y pierde inocencia…
Pasó poco más de un año…
Hasta la llegada de mi primer compañero…
Hoy la vida nos separó…
Es el precio de ser adulto…
Pero hablamos casi a diario…
—Amigo te extraño…
La primera vez que aguante el llanto…
Estuve a solas…
Donde nadie me veía…
Muchas veces tuve que reír…
A punto de llorar…
Tal vez enjugue lo que pudo ser un nuevo mar…
Cuando me voy a dormir…
Apago el foco…
Pero se encienden los versos…
No hay quien me acompañe…
Y despierto solo…
Cuando he vuelto a los lugares…
Donde alguna vez fui feliz…
Anduve en solitario…
Tal vez soy yo…
Tal vez es que soy Sagitario…
Alguna vez en un examen fui el último…
Y cuando salí ya no había nadie…
Algunas otras veces me paso igual…
Con las pruebas de la vida…
Los más bonitos amaneceres…
Los he presenciado junto a la soledad…
Muchas ocasiones me vi frente al espejo…
Y aunque parecía que hubiese alguien más…
Había ausencias…
Tal vez el que me acompañaba
No era más que mi álter ego…
Observándome desde un mundo paralelo…
Muchas veces me he roto el corazón…
Pero de nuevo junto las piezas…
Vuelvo y las pego…
Muchas veces me fui más de 30 minutos…
Solo en pensamiento…
Juntando sentimientos…
A todos aquellos…
Que ahora ya no están…
De cualquier modo…
Les digo…
En algún recuerdo…
Volveremos a encontramos…
Seguramente…
Cuando estemos la noche y yo solos…
Controlo la madrugada…
Y desde allí…
Te cuento…
Que la soledad es fría…
Incluso en días calurosos…
Ahí los abrazos son escasos…
Aferrarte a la almohada…
Se vuelve forzoso…
La soledad no es lo mismo que estar solo…
Es cuando me pierdo conmigo…
El león tiene manada…
Pero se inclina por andar solo…
Hace ya varios insomnios…
Que logré derrotar la soledad…
Pero de su lado feo…
Ese que a nadie agrada…
Hay días en los que rondo…
Alrededor de ella…
Y tomo pequeñas dosis…
Porque ella me ha enseñado…
Más cosas que cualquiera…
Aunque alguna otra vez…
Vuelva ser la bala que me hiera…
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Sobre el autor

Luis Felipe Lagunes Aranda

Ingeniero de profesión... jarocho de nacimiento... vivo en puerto... en "Veracruz... rinconcito... donde hacen su nido las olas del mar"... constructor de versos y víctima del sentimiento... fanático del romance... escribir es mi terapia...



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