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Diario de sueños: Almas

Publicado el , 9 de Ago de 2016
Recuerdo haber soñado una vez, hace mucho tiempo, que estaba en un entierro, primero estaba de espectadora, vestida de negro viendo llorar a la gente, todos se lamentaban, yo no entendía mucho lo que estaba pasando, era tan sólo una niña, de repente me acerqué al ataúd y se me heló el cuerpo, aunque por lo que vi supongo que había estado fría desde hacía tiempo, era yo, acostada, con los ojos cerrados y la boca seca, las manos sobre el abdomen y la piel más blanca que de costumbre, no recordaba por qué estaba ahí, pero entonces me entraron una ganas de correr en busca de un cuerpo donde habitar, y entendí por qué la gente estaba de negro, no podía entrar en ellos, era como un escudo impenetrable y entonces, en lo más lejano de la multitud vi a alguien, vestido de blanco, y fue cómo encontrar un tesoro en el mar, cuando menos lo pensé estaba al frente suyo, aquella niña de ojos negros y cabellos rubios me miraba como si me conociera, como si en realidad pudiera verme, levantó su mano a la altura de su pecho, yo levanté la mía, nuestras palmas se rozaron en la lejanía y de repente, sentí un  jalón que me impulsó hacia ella, aún más cerca de lo que estaba, y me sentí dentro de su cuerpo, y pude observar cómo su alma, de espaldas a mí, se alejaba lentamente, sin un rumbo fijo, hasta perderse en el tumulto.
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Sobre el autor

Laura Ospina

Soy solo un alma vaga y desolada encerrada en un cuerpo



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