Amiga, bella amiga

Amiga, buena amiga
nunca has sido ajena a mis llamados
que se escudan con el pasar de los días
en esta ciudad que se ha vuelto extraña
 
Estas por ahí, dándome avisos
cortos, certeros, justo en los resquicios
donde inútilmente he estado jugando a esconderme
 
quiero que entiendas mi respiración,
no me dejes atado a una conversación 
donde no podemos  llegar a puntos en común
 
Discúlpame, la abracé a ella,
mientras tú llevabas un abrigo corto; tan corto
que no te cubría del frío en la madrugada
 
Continuamos pendientes entonces,
de esta cita que solo guardas en tu memoria
y que aún no me llama al lado de mi cama
 
amiga, buena amiga
que el mañana incierto te deje mirarme a los ojos
y espero de verdad, verme en ellos
antes de cerrar los míos

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