Éxtasis

Cuando la noche llega un viento frío ataca,
pretendiendo olvidar las luces que agonizan en el atardecer.

Un fuerte estruendo compacta la mirada atónita y escalofriante del espectador,
quien aturdido abre sus ojos a la más bella alucinación.

Ella, más pura que el agua,
una musa perpetua que yace como una luz,
que enceguece la mirada estupefacta de un par de ojos,
que se iluminan en medio de la oscuridad.

Como un ángel que desciende,
arropa su cuerpo mientras cubre de besos su alma,
en ese instante el palpitar se acelera,
haciendo una travesía perversa.

Ataca sin piedad cada borde de aquel cuerpo que cierra sus ojos,
dejándose llevar por el éxtasis del calor que emanan sus labios.

• Sentimientos
• Segmento IV