Tres grados bajo cero

Estado de nostalgia. Tres grados bajo cero. Sin sol, sin luna sin fuente a la vista de luz eterna, fuego inmarcesible de albores encantados ni dorados de amor y armonía. Estado de muerte sin bases de sueños ni ilusión. Sonidos de silencio perpetuo que navegan en la nada en densa niebla y vapor de espíritus condenados al adiós. Abismo rutilante infinito de tristeza en un estado inmutable de nostalgia tres grados bajo cero de su olvido. Sin agua la fuente se ha secado y el mar se ha congelado. Mar de hielo sin sol que reflejar. Ha perdido sus estrellas, ha cerrado sus puertas sepultando su alma lejos muy lejos de la vida. Estado final de invierno, de lluvia con heladas gotas de recuerdos desangrando los latidos y cegando los caminos. Absorbiendo en su sordo trasegar los sonidos de la vida. Las sonrisas de los ángeles y los rastros de tibieza propios de la esperanza vestida de azul agonizante con su mirada perdida en el horizonte. Estado de sombras trashumantes, divagantes que entran y salen del umbral de la melancolía con puertas de oro decadente cuán mentira revelada. Pianos sin alma de espíritus fríos y abstraídos resonando en el vacío donde las memorias vagan sin rumbo luciendo su divina belleza carente de vida. Ya no saben donde ir, les hablo y no contestan. Son cuerpos sin aliento como visiones en un desierto traspasadas por el viento. Estado de nostalgia tres grados bajo cero sin amor. Sin sol, sin luna. Sin esperanza alguna...

• Segmento IV