Lisiado

Estallando de frustración cada día se levanta un cobarde,
una infamia que regala la decisión de conquistar su ruina
mientras libre de toda la abstinencia sumerge la cabeza en el fango,
en vano se limpia los ojos y se le escurre la vida.

Más que un absurdo desconsuelo entre las piernas,
sumerge sus penas en un licor barato
que ha de hallar en el rincón de la ironía.

Se oculta la boca, pues de blasfemar solo conoce su vocabulario,
el fuego de la locura le brota desde dentro de las uñas
para destrozar cualquier impertinencia que se le ocurra.

Nadie se atreve a modular palabra, es un ser incomprendido
que ha quedado lisiado, sus lágrimas han sido amputadas,
mientras sus recuerdos vagos le acompañan en la noche de un cielo sin estrellas.

La putrefacción ha hecho mella en su inocencia,
de dolor y tristeza está llena su vida, ha olvidado lo que se sentía ser amado,
hace parte de la miseria de las calles que alimentaron su juventud.

Hoy yace frío, pálido y ojeroso, lleno de suciedad
en su rostro se percibe el pasar de los años,
en vano la gente se arrastra lejos de él
lanzándole una moneda o cualquier mirada de desprecio.

Lo único que siempre soñó fue el cálido abrazo de una palabra atenta,
hoy agoniza en el estupor de un frío asfalto que se ha apiadado de su alma,
hasta siempre, vuela alto y sé libre.

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