QUEMARLO TODO POR ERROR
“Quedáte, no te vayás ahora”
Me dijiste un día, en medio de mi ebriedad
Y Fue como una sentencia.
No hace falta nada más, pensé
para seguir acá.
Me viste sonreír y decirte
Que nunca me he ido
Lo entendiste
Que he estado afuera de tu hogar
En el jardín que hay justo al lado de tu puerta
Rodeada de flores marchitas, que no entienden de tiempo.
He intentado ser lluvia, sol y en tiempos luna
Y aunque huir fuese la más cuerda de las opciones
Pareciese que tejí mis raíces en tu tierra
Aunque me hayas encontrado alada
Sin embargo, sós claroscuro
Y el ponzoñoso desasosiego
De tu volatilidad y cobardía
Ha hecho de la espera
Una condena dulce, un veneno placentero
Nunca pensé que quemara tanto por dentro,
Nunca pensé, flaco, fue eso
Contigo sentir fue mi única brújula y vos sós un ajeno
Y desconocido universo.
He ardido e incendié tu jardín,
Todas las flores se han consumido
No hay rastro de ellas
Pero yo sigo aquí,
No sé cómo ni de qué manera
Pero siempre que abras la puerta
El susurro tierno de mi nombre
Será un espejismo de valentía.
Aquella que no tuvimos
Para prendernos fuego
Y vernos arder, a ambos
Y a nuestras cenizas caer en el jardín
Como semillas
Y florecer mirándonos...
Pero, “no hace falta nada más”, pensé
y me sumí en esa constante perturbación de los sentidos,
que siempre nos ha servido como excusa.
Comentarios
1 Comentarios
Bastian MolloyComentado el 2019-01-03
Me gusta mucho las imágenes que usas. Como describes el vacío a veces insalvable entre dos cuerpos