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QUEMARLO TODO POR ERROR

Publicado el , 24 de Dic de 2018

“Quedáte, no te vayás ahora”                  

Me dijiste un día, en medio de mi ebriedad

Y Fue como una sentencia.

 

No hace falta nada más, pensé

para seguir acá.

Me viste sonreír y decirte

Que nunca me he ido

Lo entendiste

 

Que he estado afuera de tu hogar

En el jardín que hay justo al lado de tu puerta

Rodeada de flores marchitas, que no entienden de tiempo.

 

He intentado ser lluvia, sol y en tiempos luna

Y aunque huir fuese la más cuerda de las opciones

Pareciese que tejí mis raíces en tu tierra

Aunque me hayas encontrado alada

 

Sin embargo, sós claroscuro 

Y el ponzoñoso desasosiego

De tu volatilidad y cobardía

Ha hecho de la espera

Una condena dulce, un veneno placentero

 

Nunca pensé que quemara tanto por dentro,

Nunca pensé, flaco, fue eso

Contigo sentir fue mi única brújula y vos sós un ajeno

Y desconocido universo.

 

He ardido e incendié tu jardín,

Todas las flores se han consumido

No hay rastro de ellas

Pero yo sigo aquí,

No sé cómo ni de qué manera

Pero siempre que abras la puerta

El susurro tierno de mi nombre

Será un espejismo de valentía.

 

Aquella que no tuvimos

Para prendernos fuego

Y vernos arder, a ambos

Y a nuestras cenizas caer en el jardín

Como semillas

Y florecer mirándonos...

 

Pero, “no hace falta nada más”, pensé

y me sumí en esa constante perturbación de los sentidos,

que siempre nos ha servido como excusa.

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Comentarios
1 Comentarios

Bastian MolloyComentado el 2019-01-03

Me gusta mucho las imágenes que usas. Como describes el vacío a veces insalvable entre dos cuerpos

Sobre el autor

María.

Nací en Medellín, Colombia, un sutil espacio cóncavo entre las montañas, una ciudad hermética llena de historia, un lucerito alado, agresivo, fatalista, apasionado, crédulo y testarudo; llevo 18 años conviviendo con esto y conmigo y quizá no haya tanta diferencia. Hasta aquí me trajo el viento, pues he sido siempre un organismo sésil: carezco de tallo que me ate a la tierra y no logro poner los pies en el suelo. Lo que aquí comparto es una dulce introducción al caos, una muestra de mi hambre voraz por comerme el abecedario y adueñarme de todos sus caprichos y fluctuaciones, un pedacito de mi inconformismo que siempre aclama más. Más amor, más música, más movimiento, más palabras, más sexo, más vida, más ebriedad... que es lo que espero proporcionar con cada verso.




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Indicios de una muerte anunciada

Que no hay espacio que separe nuestras pieles Y aun así, te quiero más cerca. Que la música entra por mis oídos Y dibuja tu recuerdo en mi mente, Y no hay indicio más verídico que éste. Que no hablo de amores pasados Ni de caden ...

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