Mantra XXXIII (Instrucciones para pintar un cielo estrellado)

Situarse frente a un espejo con los ojos cerrados.
Inhalar el humo de una vela recién apagada.
Tararear un vieja cantinela o, en su defecto, una canción de Bob Dylan.
Recitar en voz alta algún fragmento del Quijote.
Ejecutar una danza derviche, aun cuando sea imaginariamente.
Pensarse equilibrado sobre la borda de un navío bajo tormenta.
Beber dos o tres sorbos de lluvia.
Repetir como un mantra, una y otra vez, el eco de su voz.
Recordar la risa en sus ojos, el aroma de su alma, el fulgor de su sonrisa.
Tomar el pincel,
sumergirlo en óleo,
enjuagarlo en vodka
y embriagarse con trementina.

• Pensamiento