A la mujer que no lucha.

No calles hoy, para hacer de este momento un arma en unos meses, en unos años.
No calles y asientas la cabeza, como si tuviera razón, si este silencio sera tu razón para condenarme.
Háblame que tu voz exaltada puede hacer sollozar mi alma, corregir el error, Amar tu contradicción.
Háblame por que mi país es libre, este país de otoños, de pies descalzos, de deseos pedidos, de deseos cumplidos, este país en el que nunca amanece y todo es luz.
Háblame y grita la injusticia sin temor o resígnate; resígnate a escuchar tras los muros las risas de libertad, los gritos de rebeldía, el canto del triunfante, mi voz amando su voz, su alma libre capaz de revolucionar.
Resígnate, y quédate en el país conforme, soñando, siempre soñando.

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