El Daño
Publicado el , 28 de Abr de 2015
El daño que me hiciste
es el daño eternal que cabe
en una mirada,
el daño de las primeras impresiones.
Lo que una vez pareció hermoso
y el tiempo lo muestra insuperable,
el daño de lo verdadero.
El daño que tengo de ti no tiene
oportunidad de sanar,
pues a la gente le muestro firmeza
de olvido, solo yo se lo que
canto cuando solo.
Sin admitir mi encierro no podré
dibujar la puerta de salida en
estas adictivas paredes,
el daño de las esperanzas-parásito.
El daño nuestro es la falta de querer
restaurar el templo que una vez fue santo,
sin dudar nos atravesamos cada hueso,
como animales de caza alcanzados por balas,
con el ego hinchado sin repararnos,
el daño de la cobardía magistral.
El daño que más me hiede de ti,
es que de nosotros se supo un puñado de nada,
eso me resta vida,
es como si dejasen un intimidante
tesoro en algún episodio perdido en abandono,
sin que se escribiera su historia, sin mapas ni gloria,
sin vender el guion, nada, eso hicimos,
el daño de los secretos menospreciados.
El daño en el que aún me quedo a deber;
es decirme que en medio
de tus errores muy al fondo quizás hubo amor,
temibles palabras hoy, necedad verde,
el daño de la paradoja irracional.
Y por encima de todo lo que odio de ti;
Todavía rezo por tu vida,
el daño del afecto malbaratado.
es el daño eternal que cabe
en una mirada,
el daño de las primeras impresiones.
Lo que una vez pareció hermoso
y el tiempo lo muestra insuperable,
el daño de lo verdadero.
El daño que tengo de ti no tiene
oportunidad de sanar,
pues a la gente le muestro firmeza
de olvido, solo yo se lo que
canto cuando solo.
Sin admitir mi encierro no podré
dibujar la puerta de salida en
estas adictivas paredes,
el daño de las esperanzas-parásito.
El daño nuestro es la falta de querer
restaurar el templo que una vez fue santo,
sin dudar nos atravesamos cada hueso,
como animales de caza alcanzados por balas,
con el ego hinchado sin repararnos,
el daño de la cobardía magistral.
El daño que más me hiede de ti,
es que de nosotros se supo un puñado de nada,
eso me resta vida,
es como si dejasen un intimidante
tesoro en algún episodio perdido en abandono,
sin que se escribiera su historia, sin mapas ni gloria,
sin vender el guion, nada, eso hicimos,
el daño de los secretos menospreciados.
El daño en el que aún me quedo a deber;
es decirme que en medio
de tus errores muy al fondo quizás hubo amor,
temibles palabras hoy, necedad verde,
el daño de la paradoja irracional.
Y por encima de todo lo que odio de ti;
Todavía rezo por tu vida,
el daño del afecto malbaratado.
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