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De mi mano

Publicado el , 17 de Ene de 2013
Una noche te quiero ver, volver,
recordando que te besé , y te pregunté,
que tus ojos de invitación al sol,
sean rieles para encontrar toda tu pasión.

La tarde esta preciosa invitando a saludar,
la luna que se muestra como uña de pulgar,
estrellas en mis manos se cayeron al mirar,
tus labios de jazmines y tu eterna libertad.

la falda corta de tus piernas para deleitar,
el suave contorneo en las caderas de tu andar,
tu roja cobertura en una noche sin amor,
dejándome rajado al plato el pobre corazón.

Si te miro al atardecer, del mar,
buscaré encontrar la razón, para encontrar,
mil historias de noches de farol,
una noche que no olvidé, era junto a vos.

Recuerdos en video de una infancia que ya fue,
limpiando cabezales para poder verte bien,
la vieja usanza de pagar por tener un amor,
me quedo con el mármol de tus besos de cartón.

La envidia presurosa se prestaba a presumir,
que muchos en el barrio ya sabían delinquir,
 y yo esperaba manso el libro con esa lección,
aprendo entre vecinos a robarte el corazón,

y esta tarde de rojo cielo, al mar,
con tus ojos me enamoré y pude volar,
tus sandalias y tu tonalidad,
simples cosas, sencillas para no olvidar,

te quiero y te deseo canta el fuego de mi piel,
te miro por el filo de una puerta de papel,
me vas poniendo ganas en apuestas sin azar,
haciendo selecciones con tu mano de cristal.

Tu voz y tu acento vuelven tuerto mi bailar,
si rengo dejo el cuerpo es por perderme en tu nadar,
las olas que pegaban en mi pecho y mi canción,
razones que hormiguean mi sufrida pretensión,

desconfiado es el viejo malhechor,
buen silencio en la conmoción de tu corazón
y al final de la eternidad, sin más,
de mi mano caminarás a la libertad.
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Sobre el autor

Ignacio Iglesias

Ignacio "Nacho" es un gran escritor apasionado; no tengo resquemor en afirmarlo porque estoy convencido que lo es. Amante de la vida y del conocimiento, cultivador de los pequeños detalles y los ratos de filosofía nocturna; siempre con ganas de crecer, no para de escribir poesía, desgarrarse y afinar su pluma. En un mundo plagado de vivos racionales, un loco que no mide consecuencias, VIVE. por Ricardo Castillo Miranda



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